Merie Margareth Reyes Bonilla reconoce la necesidad de tener un plan b mientras lucha por cumplir sus metas, pese a su estado de salud,pues ha decidido enfrentar su realidad con valentÃa y esperanza.

Merie Margareth Reyes Bonilla, de 20 años de edad, as[ira a convertirse en dermatóloga. (Suministrada)

Merie Margareth Reyes Bonilla, de 20 años de edad, as[ira a convertirse en dermatóloga. (Suministrada)
Las metas de Merie Margareth Reyes Bonilla están minuciosamente trazadas como surcos en la tierra, pero sus manos no pueden sujetar garantÃas que le aseguren que cumplirá su cometido... Por eso es que a pesar de que siempre procura sonreÃrle a la vida, carga con un bolso de segunda opciones.
"Si mi condición fuera mi excusa, serÃa inútil ante los ojos de muchos. Sentirme útil es muy satisfactorio para mÃ"
-Merie Margareth Reyes Bonilla
El por qué de su verdad inició durante su infancia.
Un inesperado capÃtulo en su historia pareció enterrar en el olvido los años en los que la salud no permitÃa encuentros con su antagonista, cuando sus progenitores, Felix Reyes y Laurie Bonilla, escucharon el diagnóstico de una enfermedad crónica autoinmune: Lupus Eritomatoso Sistémico (SLE).
La noticia llegó cubierta de una hiriente ironÃa porque la hija de Laurie tendrÃa que vivir con una enfermedad igual que aquellas cuya cura buscaba cuando era bióloga molecular en proyectos de investigación en Estados Unidos.
Laurie cuenta a Primera Hora que Merie Margareth comenzó a sufrir fiebres e infecciones recurrentes cuando la hoy joven de 20 años iniciaba sus años escolares; al llegar al cuarto grado, el dolor en las articulaciones su sumó a los sÃntomas. El ambiente escolar ni las clases de educación fÃsica parecÃan ser la causa de sus dolencias. Unos análisis posteriores le revelaron que las plaquetas se mantenÃan muy por debajo de lo normal. Era evidente que algo ocurrÃa en el interior de su primogénita.
“En el 2006, llegó el dÃa devastador”, recuerda Laurie.
“Esa mañana Merie llegó a mi cuarto con fiebre muy alta, sudorosa, con erupción en el cuerpo y apenas se podÃa sostener de pie. La llevé a la sala de emergencias del Hospital Menonita de Aibonito donde la pediatra de turno, pensando que era dengue –por sus plaquetas bajas– me la dio de alta”, indica.
Pero el bienestar de Merie Margareth continuaba una ruta hacia el deterioro, atacada por bombardeos de angustias para Laurie y Felix. Le siguió un aviso de que Merie Margareth tendrÃa que hacerse pruebas de médula ósea, lo que señalaba la posibilidad de Leucemia, y se inició un tratamiento con gamma-globulinas. Agraciadamente, los sÃntomas comenzaron a alejarse de niveles de alerta. “Salió de allà débil, pero mejor”, dijo.
Luego de aquellos dÃas de terror, el autor de sus dolencias descubrió su rostro: SLE, una enfermedad crónica autoinmune que puede dañar cualquier parte del cuerpo (la piel, las articulaciones y/o los órganos internos) –el sistema inmunológico no puede apreciar la diferencia que existe entre invasores externos y los tejidos sanos del cuerpo, y produce autoanticuerpos que atacan y destruyen tejidos sanos y provocan inflamación, dolor y daños en distintas partes del cuerpo, según Lupus Foundation of America. Merie Margareth tenÃa 12 años para aquel tiempo.
Entonces, un pensamiento irrumpió al instante en la cientÃfica: “Es difÃcil para mà entender la ironÃa de la vida. A pesar de haber tratado de encontrar la cura para tantas enfermedades, mi nena tiene una que no se cura”.
Ahà no se detuvieron los diagnósticos. A los 17 años la osteoporosis severa se sumó a la lista de condiciones de salud, entre otras.
Merie Margaret toma ocho medicamentos al dÃa y, en mayo, inició tratamiento con quimioterapia oral.
Sin embargo, la chica de rostro agradable, sonrisa sincera y mirada que transmite esperanza, decidió caminar con la frente en alto por la carrera de obstáculos que bien podrÃa representar su existencia, enfocada –actualmente– en mantener su excelencia académica como estudiante de Ciencias Generales en la Pontificia Universidad Católica de Ponce, donde cursa el cuarto año. Quiere ser dermatóloga.
Merie, ¿cómo es vivir con una enfermedad autoinmune?
Como todo lo que requiere un proceso de adaptación, al principio puede parecer incómodo, inútil e inclusive imposible. Pienso que es algo por lo que pasarÃa cualquier persona con un diagnóstico X, más es algo con lo que se tiene que, en definitiva, aprender a vivir. En mi caso, al principio pensaba que mi vida cambiarÃa por completo. El tomar medicamentos me cansaba, me parecÃa en ocasiones una tonterÃa, pero ya a ocho años de conocer que tengo una enfermedad autoinmune, trato de llevar una vida lo más común posible. Mi vida con mi enfermedad la puedo llamar estable, se puede vivir “normalmente” con una enfermedad autoinmune si se toman cuidados y medidas preventivas, sabiendo que hay dÃas estables como inestables.
En ocasiones no te puedes levantar y tienes dolores diarios. ¿Cómo levantarse a pesar de los sÃntomas?
Tengo apenas 20 años y grandes metas por delante, aunque tenga el dolor más grande del mundo tengo que buscar la manera de hacer mis cosas. No creo que a tan corta edad sea opción estancarse en la vida. Me puedo sentir muy mal, pero siempre tengo a mi alrededor familiares, compañeros, amistades y muchas otras personas dispuestas a ayudarme, pero de que hay que levantarse, hay que levantarse por más difÃcil que sea.
¿Qué ha sido lo más espinoso de la enfermedad?
El tener que tomar tanto medicamento; es en ocasiones molestoso tener que cargar con una numerosa cantidad de frascos de medicinas, ni hablar si se me quedan en mi casa o en algún lugar lejos de donde me encuentre; dejarlos de tomar un dÃa me puede causar severos sÃntomas... dependo, por llamarlo de algún modo, de ellos.
¿En qué piensas cada vez que tomas las pastillas? ¿Son parte ya de tu rutina?
Todo es dependiendo del dÃa y del humor. Unos dÃas pienso que es por mi bien y otros me pregunto por qué tomar tantos. A pesar de la cantidad y lo molestoso que puede llegar a ser, es mi rutina diaria y todo lo que cae dentro de un cÃrculo vital, digamos diario, uno no lo toma mucho en cuenta.
Te han seguido otros diagnósticos...
Para mà el diagnóstico de osteoporosis representó que debÃa tomar otras precauciones, cuidarme mejor y por supuesto, que mi enfermedad ya estaba dejando sus huellas. DebÃa ocurrir otro proceso de adaptación.
Pese a todo, me dicen que tienes buenas notas, ¿qué significan los estudios en tu vida?
Los estudios en mi vida representan un futuro estable y brillante, un indicador de que a pesar de las limitaciones y contratiempos todo se puede lograr... estudiar es mi pasión, es a lo que me dedico y por lo que me esfuerzo...
¿Por qué no rendirse? ¿Por qué luchas?
RENDIRSE, para mÃ, es una palabra vacÃa y no es ni parte de mi vocabulario, ni una opción en mi vida... Para mà rendirse es perder..., quien se rinde nunca luchó y sin lucha no hay recompensa... lucho por mi futuro porque tengo grandes expectativas de una gran profesión y una bella familia... lucho porque no me voy a dar por vencida, cosas peores siempre están propensas a pasar.
La enfermedad, ¿te ha traÃdo alguna satisfacción?
Mi condición me ha ayudado a darme cuenta de quienes son esas personas incondicionales en mi vida y me ha enseñado a ver la vida desde otra perspectiva; un punto de vista donde todo tiene solución y en donde cosas peores y más absurdas pueden pasar.
Me dijeron que nunca has utilizado tu enfermedad como una excusa. Háblame de eso.
Cuando hay deseo y empeño en hacer algo, no hay excusa que valga... no importa cuánto dolor o que cosa pase hay que seguir adelante. No me gustan los sellos ni los prejuicios y vivimos en una sociedad donde son la orden del dÃa. Si mi condición fuera mi excusa serÃa inútil ante los ojos de muchos. Sentirme útil es muy satisfactorio para mÃ... Excusarme detrás de mi enfermedad serÃa estancarme, decirme: “¿Sabes qué? No puedes.” Eso no puede ocurrir.
¿Cuál es tu fortaleza?
La fe es lo que mueve, da mucha fortaleza. Las personas que amo y mis metas.
¿A qué le temes?
No tengo temores grandes, si temores comunes y demasiado pocos.
¿Qué te hace sonreÃr?
Poder ayudar, cooperar; mi familia, mis amistades, mis logros, compartir; el mero hecho de vivir me da suficientes razones para sonreÃr.
¿Le has encontrado significado a tu realidad?
Siempre he pensado que todo en esta vida tiene un propósito. Todo pasa por algo, no puedo encontrarle un significado claro, pero algo bueno será.
Has sido una maestra para tu madre. Ella dice que ha aprendido de ti el ser valiente. Háblame de eso.
Si asà ella lo considera, entonces puedo afirmar que he sido una maestra para ella. Pienso que el tener un hijo con alguna condición ayuda a cualquier madre a canalizar sus emociones y le enseña a reconocer fortaleza y templanza para poder lidiar lo más tranquila y cuerdamente posible con la situación. Las madres suelen preocuparse pero siendo valientes o creando esa valentÃa, traen calma no solo para ellas sino que para todos los miembros del hogar.
¿Qué significan las pruebas para ti?
La advertencia de que algo grandioso está por venir.
Quieres alcanzar tus metas “hasta donde Dios y mi enfermedad me permita llegar”, me dijeron. ¿Puedes abundar?
Yo tengo metas trazadas, pero no garantÃa de que todo saldrá como lo planeo. Tengo que ser, por encima de todo, realista y sé que tengo una enfermedad que es progresiva. Siempre tendré una segunda opción en caso de que por alguna razón se me haga difÃcil cumplir mis metas como las visualizo.
Fuente: http://www.primerahora.com/yo-soy-ph/yo-soy-ph/nota/lachicadelbolsoconsegundasopciones-1021521/
Por Libni Sanjurjo
12 de Julio de 2014 - 00:00 a.m.
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