Familiares de los 129 colombianos condenados en la China le piden a la Canciller firmar un convenio de repatriación.
Aferrada a la esperanza de retornar a su hogar, una ciudadana colombiana originaria de Pereira espera la llegada de los medicamentos que mitiguen su dolor por el lupus de adquirió en prisión (Foto: Facebook/LaTarde)
“Por Dios, díganle a la señora Canciller que haga algo, que no permita que mi hija se muera en una prisión de la China”, clamó desde el barrio Parque Industrial de Pereira doña Marta Ramírez, madre de una de las 129 personas de nacionalidad colombiana condenadas por tráfico de estupefacientes en cárceles del gigante asiático.
Doña Marta recibió una llamada telefónica el 18 de agosto de 2013. Era su hija, quien se comunicaba desde la China para decirle que se hallaba en prisión.
“Cuándo le pregunté qué estaba haciendo allí me dijo que no hablara, porque apenas contaba con un minuto que le habían regalado y que pedía perdón por lo que había hecho”.
“Nunca me ha dicho a cuánto me la condenaron porque sabe que eso me mataría”, le relató Marta Ramírez a LaTarde, con voz entrecortada por el llanto.
Su hija, de 33 años, sufre lupus, está grave en prisión, tiene sus defensas minadas y una cicatriz que mantiene alejadas a sus compañeras de desgracia, por temor a un posible contagio.
Hace un mes, la detenida pidió que le enviaran un medicamento, pero no ha tenido forma. “Yo hablé con la Cónsul para pedirle ayuda, pero dice que hasta ahora no le llega la notificación de la Cancillería autorizando el envío”.
Además de su hija de 33 años, presa en una cárcel de la ciudad de Guangzou; doña Marta tiene una segunda hija en España, desde donde le gira algunos pesos para sustentarse.
El caso de la pereirana es uno de los muchos que fueron denunciados en un debate realizado en el Senado de la República donde fue citada la canciller María Ángela Ortiz, a quien le piden que Colombia firme un tratado de repatriación de prisioneros con China.
Allí asistieron los familiares de varios de los 144 colombianos condenados a pena de muerte en distintos países del mundo. Marta no asistió por falta de recursos económicos y porque no tenía a quién encargar del cuidado de su casa.
Doce de los colombianos, condenados a muerte, le enviaron una carta a la Canciller María Angela Holguín pidiendo que interceda por ellos. En esta información, se reproducen apartes de algunas cartas, con autorización de las familias.
Por Luis Fernando Cardona
15 de Abril de 2015 - 02:01 a.m.
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